La industria alimentaria es uno de los sectores más complejos, no solo por las normativas y estándares aplicables para garantizar la seguridad alimentaria, sino porque requiere de muchos pasos para la producción de alimentos de calidad. En estas etapas se utilizan diferentes tecnologías, no obstante, todas ellas tienen algo en común: la utilización de básculas. Actualmente, se ha normalizado la utilización de la báscula electrónica, debido a su variedad de funciones y mayor confiabilidad, asimismo, porque resultan muy prácticas a lo largo de la cadena alimentaria.
Utilizar adecuadamente las básculas y asegurar su buen funcionamiento es importante, no obstante, no es suficiente. Es necesario que tengan ciertas características según la fase de producción alimentaria en las que se usen. No es lo mismo un ejemplar para el pesaje de paquetes listos para su distribución que un equipo para el pesaje y dosificación de ingredientes; sin embargo, en cualquier caso, se recomienda que sean básculas de grado alimentario para asegurar al máximo la inocuidad del proceso y que tengan opciones avanzadas.
Características generales de las básculas alimentarias
Cuando hablamos de básculas de grado alimentario, nos referimos a instrumentos de pesaje diseñados específicamente para ser utilizados entornos relacionados con alimentos, es decir, tienen poco que ver con las básculas usadas en los demás sectores. Se fabrican con características y materiales que cumplen con los estándares y regulaciones de seguridad alimentaria, además tienen un diseño que disminuye al máximo los riesgos de contaminación al manipular los alimentos.
Una báscula electrónica de este tipo se fabrica con materiales seguros para el contacto directo con materias primas e ingredientes, como ciertos plásticos (por ejemplo, el polipropileno y el polietileno de alta densidad) y acero inoxidable, ambos de grado alimentario. Siendo más específicos se diseñan con una clasificación IP (Ingress Protection), que es usada para señalar el grado de protección que ofrece el equipo contra la entrada de partículas sólidas y líquidos. A la IP le suceden dos números que representan un nivel de protección.
Por ejemplo, poseen la clasificación IP66, lo que sugiere que son herméticas y evitan el ingreso de polvo, suciedad, humedad, líquidos y derrames, evitando así que se acumulen bacterias y otros microorganismos. Estas pueden lavarse fácilmente con una manguera, permitiendo que su superficie se mantenga limpia para el pesaje directo de los productos y para evitar la contaminación cruzada.
Otra característica general ampliamente usada son las interfaces para conectar la báscula electrónica a computadoras e impresoras, permitiendo así un registro detallado de los pesajes, asimismo, posibilita a los operadores la utilización de software para análisis de datos (como evaluar el rendimiento de las cosechas y compararlo con el de años anteriores). Otra función notable es la compilación y la creación de gráficas para pruebas de trazabilidad, calidad y para optimizar el inventario.
Para aquellas materias primas que deban pesarse en recipientes, resulta útil la función de tara en la báscula digital, evitando que se incluya en el resultado el peso del recipiente o de los paquetes con producto. Cabe mencionar que hay ejemplares con tara preestablecida y otros con un botón de tara, aunque, en ambos casos, los pesajes repetitivos son más ágiles y sencillos.
Básculas en el inicio del ciclo alimentario
Hablemos ahora de las básculas usadas al inicio del ciclo. Aquí es necesario cuantificar y controlar las materias primas antes de procesarlas. Por ejemplo, en el caso del sector pesquero, es importante que conozcan el pesaje de los peces capturados y el rendimiento de su actividad, asimismo, las empresas pesqueras desean asegurarse de recibir la cantidad de dinero adecuada según la cantidad de producto a comercializar, ya sea a distribuidores o fábricas de procesamiento de alimentos.
El pesaje aquí igual evita que se desperdicie alimento en la primera etapa y los riesgos económicos que conlleva. Usualmente, al inicio del ciclo alimentario, las materias primas aún están crudas o han recibido muy poco procesamiento y su pesaje se realiza a granel, por tal motivo, es común la utilización de básculas de gran capacidad que brindan cifras en toneladas y sean de la más alta resistencia, como las básculas de plataforma que ofrecen notables beneficios.
Básculas en el procesamiento de alimentos
La materia prima es pesada para su colocación en paquetes o para mezclarla con otros ingredientes, como aditivos, carnes, verduras, entre otros. Aquí la precisión es crucial para obtener sabores consistentes y evitar los riesgos del uso excesivo de conservadores, pigmentos, entre otros productos.
Usualmente, se utilizan básculas de menor capacidad, pero con mayor precisión y funciones útiles para el envasado de cantidades exactas. Por ejemplo, es común que se utilizan básculas de banco de grado alimentario e, incluso, para laboratorio, que permitan la realización de pruebas de calidad.
Básculas para procesos logísticos
Aquí se requiere el pesaje de contenedores o cajas llenas de envases individuales. Las básculas en esta fase permiten un buen control de calidad y aseguran el envío de cantidades adecuadas de productos a los diferentes puntos de destino, ya sea zonas de distribución o negocios minoristas. Para estos últimos, es importante que reciban cantidades adecuadas, asimismo, es indispensable que medios de transporte (como barcos cargueros o remolques) no superen el límite de capacidad para que las mercancías se transporten de forma segura.
En esta fase, las básculas de plataforma son las más útiles, debido a su gran capacidad y su diseño que facilita la colocación de productos paletizados. Asimismo, es posible combinarlas con indicadores que optimicen los pesajes y que sean diseñadas para aplicaciones rudas. Igual resultan muy útiles las básculas camioneras para zonas de carga y descarga.
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